15 marzo 2007

Me preparo mentalmente; debo convencerme de lo siguiente:

Soy un pedazo de pan, quiero a todo el mundo, la vida me ha dado muchos golpes, y los he recibido con la cabeza entre los hombros, luego, cuando la lluvia de palos ha terminado, he seguido mi camino, sonriendo, sin culpar a nadie. Creo que todo el mundo es bueno, y cuando ha parecido que me hacían alguna maldad,no ha sido con mala intención, es que he tenido mala suerte. Todo el mundo es bueno. Sé que existen los malos, pero están muy lejos, como el demonio, nunca me he cruzado ninguno. No comprendo gran cosa de este mundo, soy un poco tonto. No sé nada de leyes, ni de normas sociales ni de impresos. Toda persona capaz de usar un ordenador me parece un genio. Mi vida es sencilla, nunca he ganado mucho dinero, pero disfruto con lo que hago. Me gusta la gente. Mis amigos son todos como yo, pobres palurdos. Aunque me haya criado en la ciudad, mi espíritu es de pueblo. La palabra impresa, lo que dice la tele, la radio, cualquier político, me parece verdad. Las personas inteligentes gobiernan el mundo, yo no soy inteligente, no podría mandar sobre nadie, dirigir nada, organizar nada, gestionar más de un asunto a la vez. Si un día me toca ser presidente de la comunidad de vecinos de la escalera, cederé mi turno, o pediré al vecino o al administrador que lo haga por mí. Todos lo entenderán, pues yo soy muy sencillo, y esas cosas son muy complicadas. Soy así, por ejemplo: si un policía se dirige a mí, me siento muy honrado de que utilice su tiempo sagrado en explicarme como debo comportarme.

Ahora tengo un problema grandísimo, la mala suerte se ha cebado en mí, y si no cambia el viento en la próxima media hora, mi vida estará arruinada. TODO depende de un papelito muy complicado de conseguir, y que luego hay que hacer llegar a otro sitio que no conozco. Lo voy a intentar, por que nunca me he rendido, pero soy poco menos que inútil para todo, y si un alma caritativa no me ayuda estoy perdido. Eso no cambiará mi forma de ser, seguiré sonriendo, siendo feliz, y queriendo a todo el mundo, aunque mi vida esté arruinada. Todo lo que tengo es un regalo, pues yo, pobre inútil estúpido, no merezco nada. Por eso no me quejaré si lo pierdo todo.
Admiro mucho a las personas que trabajan para el estado, a los que nos dirigen, a los que nos empaquetan en grupos de 100, de 20 o de 30 todos iguales, con los mismos impresos y las mismas pólizas, o la misma edad, o los mismos hijos, o el mismo nivel de estudios.

Bueno, ya estoy preparado; ¡ánimo valiente!

Enseñaré, como muñones mal cosidos, mi montón de documentos. Diré sí o no a cuanto me digan, sonreiré, seré pequeño frente a los grandes. Escucharé con veneración, agradeceré cualquer pequeña ayuda, creeré en los milagros...


Benditos sean, Señor, los funcionarios, pues gracias a ellos nos acordamos de ser humildes.

8 comentarios:

me como las uñas dijo...

sabes?
ley esto escuchando
"mariposas de silvio rodriguez"..
y supongo ...que siempre
la musica nos ayuda a digirir las palabras con mas gusto...
y a mi me gustaron las tuyas

saludos
gracias por leerme
:)

Anónimo dijo...

sí, este post al igual que el anterior dan muy buen rollo.
¿qué es lo que te pasa con los funcionarios?

Anónimo dijo...

Creo que llego un poco tarde, pero sea lo que sea (que me huelo lo que podría ser) QUE TENGAS MUCHA, MUCHA SUERTE y te salga todo como tú quieres que salga.

Un beso y mucho ánimo.

huelladeperro dijo...

MCLU:
Lee, Escribe, Vive...
Todo muy difícil, alguien nos engañó; que el mundo no es de caramelo. Pero bueno, aquí estamos, echándole azúcar y removiendo con el cucharón.

Describir estados y emociones, contar en palabras lo que sentimos en sentimientos, no le es fácil a todo el mundo, y eso es creación, algo que podemos hacer y que mueve el mundo, aunque sea poco. ¡Y Dios sabe que el mundo necesita de nuestros esfuerzos!
¡Ánimo muchacha, sigue escribiendo!

Gen:
Depende de qué lado de la ventanilla esté uno el mundo se ve distinto (creo)

Árbol: Hay hay hay que me duele hasta decirlo...
Pues NO, no era una gestión real. Yo estoy, como cree mi amigo Heráclitoris al margen de la sociedad, aunque no sea exactamente un antisistema (en cualquier caso no a la usanza) y tengo demasiado clara la transcendencia de cada momento para preocuparme de pensiones, de paros, de retribuciones a la seguridad social o de otras mamonadas similares. Cuando llegue el invierno ya me dirán las hormiguitas lo que tengan que decirme, pero que no esperen que me achante, llore o suplique. Todo lo que vivo, desde hace ya unos meses, lo considero de prestado, un regalo, vamos. Y te juro que prefiero perder cinco horas drogándome que rebuscando entre pasillos oficiales o siguiendo las líneas de colores de las mentes de funcionarios abusivos.

Dicho esto, he querido recrear los esfuerzos que yo o cualquier persona con un mínimo orgullo de sí mismo debe hacer, para enfrentarse a esos nefastos personajes que han logrado un puesto de trabajo seguro de por vida en el que si quieren pueden no hacer nada sin que nada les pase, Y desde donde, habiendo solucionado los principales problemas de la vida para toda la idem puede permitirse (por que nada es ya importante para ellos) jugar con el tiempo y las vidas de los demás. No me cabe duda que ni Tú ni el Gen sois así, pero no os quepa duda que hay muchos así, que yo los he visto, que encuentran un placer maligno en escudarse tras las normas burocráticas en vez de gestionar eficazmente los documentos que el pobre de turno viene a tramitar, y que la diferencia entre resolver elasunto en unos minutos o hacerle perder al pobre ese varios días sin que al final le quede todo bien dependerá muchas veces de algo tan vago como el aspecto físico del contribuyente, su adscripción a clanes o tribus sociales, la posible complicidad afectiva que pueda dar con el funcionario, o como en mi caso se ha revelado siempre más eficaz, el aparentar máxima desprotección frente al sistema. "Los funcionarios siempre resolverán mejor tus papeles cuanto menos pretendas saber de cómo se resuelven" Axioma del Can

Anónimo dijo...

Amen

Anónimo dijo...

pero Amen Amen Amen

Ana dijo...

Vuelvo a llegar tarde, pero suscribo los cuatro "amenes" de mi compadre gen, y añado:
Amén!

Para ser funcionaria me quedan muchas horas de codos y un poco más de suerte.

Pero supongo que va en cada uno. Yo me dejo el pellejo en mi trabajo, porque me gusta lo que hago y me implico hasta las trancas.
Por desgracia, no es lo habitual.

Así que AMÉN! de nuevo.

Un beso.

huelladeperro dijo...

amén