24 febrero 2007

Vivían en un pueblo. El era bajito y feo, pero rico heredero. Ella era guapa, de familia honrada, la más bonita del pueblo. Se casaron, era casi obligado. Fueron a vivir a la ciudad. Se dió cuenta de que vivía engañada. No todos los hombres eran así, caprichosos, impacientes, violentos, egoístas. Vivió su vida sin quejarse, como le habían enseñado. Él enfermó. Una enfermedad degenerativa; en pocos meses estuvo en silla de ruedas. Los hijos estaban criados. Ella había engordado un poco, lo bastante para alisar las arrugas de la edad. Aún era bonita. Precipitó su muerte. Nadie dijo nada.

7 comentarios:

Âme Noire dijo...

Me recuerda un poco a "Julia".
Grandes comentarios dejas tú, ¿eh?

Âme Noire

huelladeperro dijo...

También me gusta el silencio

Zooma dijo...

Goteando muertes
y casi nadie dice nada...

Ana dijo...

Hay poco que decir y mucho por vivir.
El tiempo es oro, aunque a veces parezca plomo.

Besos.

la homiguita lucida dijo...

bajito con plata...puede ser

la homiguita lucida dijo...

gracias por comentar en mi blog, y hare tu receta de la cocacola

huelladeperro dijo...

âme Noire:
Lola, Julia... No los he leído. Son buenos?
Zooma:
Nos parece raro pero cada cual participamos en la muerte de los demás. Es imposible no hacerlo. La lógica (bueno, una lógica de andar por casa extraída de la conjunción causal constante) dice que toda persona que nace tiene que morir. La estadistica aún no le ha llegado pero ya lo hará.
Bueno, los conocí. Eran vecinos. Ahora que he vuelto a la puta ciudad que me vió nacer la veo a veces Me sonrie. Su sonrisa es más franca, más abierta. No creo que sea consciente de lo que hizo. En cualquier caso no se siente culpable.
Bosque querido:
El tiempo es una mariposa inquieta, como el alma humana. Ni cajas de caudales ni tractores para moverlo. Sólo dejar que se pose, timido, sobre el vientre desnudo, y sentir un leve cosquilleo, y dejar que el alma se acople, y que vuele, también, libre...
Gracias, Hormiguita lúcida, por tu visita, me siento muy honrado