12 febrero 2008

¡Hay! Que todavía recuerdo mi primera cobardía.

5 comentarios:

wind dijo...

cuando no hacemos algo por cobardia queda muy mala espina. yo sufro de panico escenico y actuo raro cuando estoy rodeado de gente que espera que yo haga o diga algo.
todavia no se como vencer eso (llamemosle temor).
con pocas personas puedo ser yo mismo.
y la verdad las cobardias que e tenido no me dan verguenza sino corage. porque deje ir momentos y oportunidades. saludos huelladeperro

Ana dijo...

Yo no, pero recuerdo millones de veces que he hecho el ridículo por impulsiva, y me cuesta mucho reirme de mí misma... sigo sonrojándome cuando recuerdo meteduras de pata inolvidables.

Vigila, no sea que te vaya a crecer la mala conciencia y tenga que pegarte una buena poda.
Cuídate mucho :)
Un beso.

Antígona dijo...

Bueno es que la recuerdes, huelladeperro. Sólo la memoria de nuestros errores pasados podrá quizás evitar que volvamos a cometerlos en un futuro. Sólo digo quizás. Pero eso, en nuestra condición humana, tendente a tropezar dos y más veces con la misma piedra, ya es mucho.

¡Un beso!

huelladeperro dijo...

No la recordé durante muchos años, Antígona, y un día, enfrentándome con modernos conflictos de valor, ahí estaba, como a mis cinco años, dando principio a la larga serie de mis mezquindades. Quizá no fuera la primera (aunque creo que sí) pero todavía actuar diferentemente hubiera sido fácil...

Phanfarl dijo...

mejor es recordar la primera, que tener presente una reciente. Para mí, creo que no se aprende nada de los errores, sino sólo cobardía y placas de autoprotección que sólo disfrazan las inseguridades. Terriblemente solemos luchar contra la vida en vez de luchar en ella.
Hace tiempo que no entraba por tu patio, pero siempre se presenta agradable.